Diwali, equilibrio e iluminación

Baila Bollywood
6 min readNov 14, 2020

Hay ciertos elementos de la cultura de la India que no pueden escapar a nuestros ojos, que nuestros sentidos reclaman porque nos piden entendimiento y saciedad. La cuestión es que la estética del folclor indio es increíble, pero también hay que irse con cuidado, no todo lo que brilla es oro, y más aún, el brillo que emite el objeto en cuestión, no es accesorio ni vano.

India es uno de los lugares más propicios para entender esto, que todo significa y tiene consecuencias, que todo fluye y forma parte de algo mucho más grande que nosotros. En esta ocasión, dedicamos todas nuestras fuerzas a comprender una de las celebraciones más atrayentes y significativas del subcontinente asiático.

Con pasión, amor, dedicación y respeto, invito a todos los lectores a explorar de manera nada exhaustiva, algunos de los elementos que rodean al festival de Diwali o Deepavali, esperando que los horizontes se expandan y deseando a todos una buena y próspera temporada de luz.

No más oscuridad

La luz se aproxima, la más bella de las luces:

el radiante mensajero ha nacido ya poderoso.

La Noche había surgido impulsada por Savitar:

ahora cede su lecho a la Aurora.

-Rig veda: Himno 113, Mandala I

Se suele escuchar que estos tiempos son difíciles e inciertos, pero eso es una constante, creo que nunca ha habido un periodo de total quietud, porque si lo hubiera, el mundo dejaría de ser mundo y la vida, vida. Todo el tiempo en movimiento, la naturaleza gobierna fuera y dentro de nosotros, pero a veces, muchas veces, tamas (la oscuridad) nos rodea y nos sobrepasa.

En el hinduismo, tamas es una cualidad esencial para la vida, no se niega, ni se evita, pero sí se equilibra, porque de otro modo genera destrucción. Afortunadamente, estos son días propicios para hacerlo, hoy se celebra Dhanvantari Jayanti, el inicio de las festividades de Diwali, marcadas por el nacimiento del Dios de la medicina, una forma de Vishnú que encarna al curandero y estabilizador, que surge del océano primordial con una copa de amrita en sus manos; la esencia de la vida, la cura de todo mal.

Dhanvantari es la deidad del Ayurveda, la medicina tradicional de la India, que bajo las mismas premisas de la teoría de Hipócrates, busca un equilibro entre cuerpo-mente-alma a través de la naturaleza, y la armonía de cada uno de los elementos que nos conforman.

El equilibrio es la clave, sí, luz y oscuridad en total proporción, y qué mejor manera de encender la luz en nosotros, que Diwali, la continuidad festiva de Dhanvantari, que nos regala un espacio de paz y felicidad, dedicada a construirnos.

Como un nuevo ciclo que se presenta lleno de posibilidades, Diwali marca el inicio del año nuevo en el calendario lunisolar hindú, pero su significado es tan profundo, que las versiones de su origen son diversas. Diwali está dedicado a Lakshmi, para atraer prosperidad, a Dhanvantari para tener buena salud y a Rama, para celebrar su retorno después de derrotar a Ravana, que representa el mal según la mitología hindú; en conjunto, la esencia del Diwali es la tranquilidad y el amor.

Sarees, kurtas y barfis

En Diwali se acostumbra vestir las mejores galas, adquirir ropa nueva y regalar dulces entre familiares y amigos. El exterior deberá manifestar el interior, eso es verdad, la realidad es que no todas las personas tienen esta oportunidad; en India, Diwali también es usado con fines áltamente comerciales (esto nos puede sonar un poco familiar, pues la Navidad está a la vuelta de la esquina), pero más allá de eso, la ropa y los dulces abonan a la idea de prosperidad y armonía entre comunidades.

En esencia, Diwali deja de lado el ego, puesto que no hay más exceso de tamas en el alma, es entonces cuando la proyección de una imagen determinada, no tiene ningún sentido; no obstante, vestir un bello saree, o una elegante kurta, también tiene una dimensión iconográfica y de representación vivencial durante esta festividad.

Por otra parte, qué decir de los dulces, que son solamente amor hecho alimento. Barfis, gulab jamun, rasgulla o ladoos, cualquiera que sea su presentación, todos son válidos y bienvenidos, pues operan no sólo como un delicioso presente, sino como un elemento para afianzar vínculos y limar asperezas… una vez más, el poder del equilibrio y la tranquilidad, llega a nosotros a través de los sabores.

Las diyas, los rangolis y las almas

Nadie en India puede resistirse a este hermoso festival, que aún en muchos lugares y a pesar de la mercadotecnia, conserva sus formas más primigenias de celebración. Casas y negocios se limpian y se decoran con especial ahínco, al igual que cada uno de los hogares, en los que la luz, en todas sus presentaciones, es la protagonista.

Una de las costumbres más visualmente atractivas de Diwali son las diyas, lámparas artesanales de aceite que se encienden al atardecer, y que conservan su llama encendida para simbolizar el camino recorrido por Rama después de vencer al demonio. Estas lámparas se encuentran en todos los rincones de India durante estas fechas, alrededor de las ofrendas, los altares, o en fila sobre los alféizares y los balcones; son las diyas las que iluminan las noches, y las almas.

Durante Diwali, la tradición es que cada individuo encienda una diya para crear comunidad, así mismo el fuego y la luz que gobierna en nuestro interior, se manifiestan. La luz es un elemento principal, el fuego es el ánimo de vivir, el agni es la fuerza y la luz que mantiene nuestra existencia y le da sentido, nuestro poder creador y destructor, que en una mesurada chispa de luz, se apaciguan a partes iguales.

Por otra parte, el rangoli es una forma de efímera ofrenda que ofrece una dimensión sagrada a los lugares donde se coloca; se trata de composiciones geométricas y florales realizadas con arena, hollín de colores, o harina, sobre una superficie plana, ya sea el piso de la sala de estar, la mesa del altar o el patio. Una forma de arte visual en toda regla, que simboliza un vínculo entre la divinidad y lo terreno a través de los colores y las formas.

En el rangoli, el círculo evidencia la ciclicidad, la geometría lo sagrado, y los colores la alegría de la gente. Diwali es un festival para aprender a dar y a recibir, y preparar los hogares y comercios para actos tan humildes, requiere manifestaciones artísticas de delicada naturaleza, que nos recuerden la fragilidad y lo transitorio de la vida.

Por

Mitzi Julio Arguijo

Licenciada en Letras Latinoamericanas por la Universidad Autónoma del Estado de México. Ha colaborado como correctora de estilo en el Centro de Investigación Multidisciplinaria en Educación, y en la Dirección de Protección al Ambiente de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Actualmente es traductora y correctora de estilo en www.spanishbolo.com y www.bailabollywood.com

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